Un pasajero que viaje con nosotros tendrá una huella de CO2 de solo 57,2 gramos por kilómetro de media (pre-COVID). Si todas las aerolíneas fueran tan eficientes como nosotros, las emisiones europeas de CO2 de la aviación se reducirían en un 34 % de la noche a la mañana.

Esta comparación se basa en las estadísticas del Consejo Internacional de Transporte Limpio de 2019, que analiza la diferencia entre la media de CO2 de la Unión Europea por pasajero y kilómetro.

No operamos vuelos a la mitad de capacidad para evitar una contaminación innecesaria.

Antes del COVID, se ocupaba el 94 % de nuestros asientos como media. En comparación, la media del sector en el mismo período estuvo entre el 70 y el 85 % y, lamentablemente, los asientos vacíos aún tienen una huella de CO2.

No tenemos asientos de clase Business, otro ejemplo de emisiones innecesarias.

Dejar asientos vacíos para que alguien se relaje y lea el periódico más cómodamente simplemente no tiene sentido.

Solo operamos rutas directas. Un despegue, un aterrizaje, sin vuelos de conexión, sin consumo de combustible adicional.

Porque, como habrás oído, entre el 15 y el 20 % del consumo de combustible de un vuelo de corta distancia se produce durante el despegue y el aterrizaje.

Utilizamos motores y aeronaves de primer nivel, cruciales para las bajas emisiones.

Los motores de la familia Airbus A320neo son los más eficientes del sector, ya que pueden producir una mayor cantidad de empuje mientras consumen la misma cantidad de combustible, lo que garantiza el menor consumo de combustible en comparación con otros motores utilizados en aviones comerciales.

Tenemos la flota más joven y moderna entre las aerolíneas de la competencia europeas con más de 50 aviones.

Operamos principalmente Airbus A321neo y la edad media de nuestra flota es actualmente de cinco años. Esto no tiene competencia entre las principales aerolíneas y permite tener menos emisiones.

Además de todo esto, ninguna de nuestras rutas cuenta con alternativa en tren de menos de cuatro horas.